Escenas teatralizadas y un desfile de modelos animaron la cita feminista de Cabanillas, que volvía a celebrarse tras dos años de ausencia
Con gran éxito y mucha emoción se celebró en Cabanillas este sábado 8 de julio la cuarta edición de la «Marcha Violeta», una jornada de reivindicación feminista que organizan la Concejalía de Igualdad y el Centro de la Mujer de la localidad, en colaboración con el Consejo Local de las Mujeres y la Escuela de Teatro de Cabanillas, de la Asociación «ArteRenace». La cita regresaba al calendario sociocultural del municipio tras dos años sin poder celebrarse, y discurrió por espacio de dos horas, recorriendo la zona centro de la localidad, en una «perfomance» de denuncia de las desigualdades, que este año se celebró bajo el lema «Cambia el Cuento».
Abrió la jornada la bienvenida de la organización al público congregado en la Plaza del Pueblo, con las intervenciones del concejal de Igualdad, Luis Blanco, que explicó el desarrollo de la jornada, y de la delegada provincial del Instituto de la Mujer, Elena Cañeque, quien no quiso faltar a esta actividad, y tuvo palabras de felicitación al Ayuntamiento y al Centro de la Mujer de Cabanillas, por su incansable trabajo en favor de la Igualdad.
Tras estos breves discursos, la Marcha comenzó con el desarrollo de las escenas teatralizadas de este año, a cargo de los actores y actrices de «ArteRenace». Primero, con una introducción desde el escenario principal de la plaza, y luego, con tres representaciones breves, unidas con el hilo conductor de una nieta y su abuela, que charlan sobre las conquistas de derechos y condiciones materiales de la mujer a lo largo de la historia, y los pasos que aún quedan pendientes por dar.
El eslogan «Cambia el cuento» unía también todas las propuestas escénicas, poniendo el acento en cómo, a lo largo de la historia, las mujeres han sido relegadas a determinados roles y estereotipos de género, en una tendencia que ha alcanzado de lleno incluso a la ficción, los libros, los cuentos o las películas que se han consumido durante siglos.
Así, la primera parada fue en la Plaza Alguacil Julio Biosca, donde se representó un «Juicio a las Mujeres», con un fiscal que acusaba despediadamente a tres mujeres míticas, Lilith, Eva y Pandora, de ser causantes de los males del mundo, ante la crudeza machista del juez, y la impotencia del abogado defensor.
Tras esta primera escena, la Marcha se dirigió a la Casa de la Cultura, donde se representó la magnífica pieza breve «Mujeres en la cornisa», con texto del dramaturgo Juan Mayorga.
La última escena fue un «Juicio a la Historia», por su trato a las mujeres a la hora de contar el relato de los episodios más trascendentes de la humanidad, en un «sketch» que se representó en la Glorieta Mariano Pozo, y en el que una jueza mucho más comprometida asumía y señalaba la culpabilidad de la Historia por el modo en que ha trasladado a lo largo de los siglos el papel de las mujeres en el relato. Estas escenas tuvieron un corolario final, en forma de resumen y moraleja, cuando la Marcha llegó de regreso a la Plaza del Pueblo. Dirigió las representaciones el dramaturgo Pablo Menasanch, director de la Escuela de Teatro de Cabanillas, y actuaron para la ocasión alumnos y alumnas de los grupos Joven y Adulto de la misma: Lucas Orejuela, Mario Pérez, Paula Romero, Clara Ortega, Álex Marinero, Marisa Martínez, Ana Povedano y Raquel Ortiz; además de los vecinos Luisa Borreguero y Manuel Gallego, como aportaciones externas. El público aplaudió largamente a los actores y actrices por su espléndido trabajo.
Desfile violeta
Tras las escenas teatrales, la Marcha finalizaba con una novedad de este año. Se preparó la Plaza del Pueblo para el desarrollo de una suerte de «desfile de modas», en una pasarela de alfrombra roja por la que pasearon ocho mujeres de Cabanillas, de muy diferente condición y fisionomía, pero todas con un nexo común: Lucir prendas de colores violetas o moradas, y llevar en las manos un mensaje reivindicativo. «El morado, sólo en el vestido»; «Quien no se mueve no siente las cadenas»; «Enamórate de ti, de la vida»; «Cuando las mujeres paran, para el planeta»; «Sólo sí es sí» o «Mi cuerpo no quiere tu opinión» eran algunos de los mensajes que se trasladaron para la ocasión.
Las tradicionales fotos de familia pusieron el punto final a una actividad que este año se sobrepuso con muy buena asistencia de público al fortísimo calor de la jornada.
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